El siguiente destino de nuestra ruta fue el Lago Titicaca, una visita imprescindible en Perú. La idea era pasar dos días recorriendo las islas más emblemáticas del Lago: Amantaní, Taquile y Uros.
El primer día (30 de Agosto de 2018), tras contratar los trayectos en ferry desde el puerto de Puno, visitaríamos por la mañana una de las estampas más emblemáticas y conocidas de Perú a pesar de la sobreexplotación que sufren debido al turismo: las islas flotantes de Uros, que no dejan indiferente a nadie. Por la tarde nos trasladaríamos a la Isla de Amantaní donde nos alojaríamos con una familia local, para compartir sus experiencias y costumbres, al tiempo que disfrutaríamos del espectacular atardecer desde lo alto de la isla.
Día 7: Lago Titicaca Islas de Uros y Amantaní

Embarcadero de Puno: reserva de la excursión
Después de una noche bastante fría y movida en el autobús nocturno debido al mal estado de las carreteras, llegamos a la ciudad de Puno a las 5:00 AM. Únicamente habíamos podido descansar unas pocas horas en el trayecto y ya nos disponíamos a afrontar otro día intenso en el extremo Sur del país andino a casi 4000 m. de altitud.

Nuestra primera misión después de tomar un café en la misma estación de buses, fue intentar reservar una excursión de dos días para visitar las islas del Lago Titicaca. A pesar de que existen en Internet multitud de agencias, habíamos leído que lo más auténtico y sostenible era poder reservar alojamiento directamente con alguna familia local en la Isla de Amantaní, efectuando el pago directamente a ellos por acogernos en su alojamiento.

Sin tener mucha idea por dónde buscar y reservar este tipo de excursión, decidimos ir a la Plaza de Armas de Puno, el precio de taxi fue de 7 soles. Como podéis imaginar fue muy complicado encontrar algo abierto en Puno a las seis de la mañana, así que optamos por hacer tiempo tomando un buen desayuno en el único bar que estaba abierto, un local situado en calle peatonal Jr. Lima, una de las principales de la ciudad. Realmente era un pub donde la noche anterior hubo, al parecer bastante fiesta, pero al no tener otras opciones decidimos entrar y, la verdad, disfrutamos de un excelente desayuno por 27 soles.
La simpática camarera nos aconsejó no reservar en las agencias de viajes situadas en la ciudad, la mejor opción, según nos indicó era ir directamente al puerto principal para reservar el trayecto en ferry y el alojamiento con la familia en Amantaní. La verdad fue todo un acierto su recomendación, así que después de desayunar, tomamos otro taxi al puerto (4 soles), y tras sobrevivir al trayecto llegamos al Puerto de Puno (el anciano taxista decidió no parar en ningún semáforo, de manera que varios conductores le recriminaron su comportamiento al volante, mientras nuestras caras debían ser todo un poema para quien pudiera contemplarlas en la parte trasera del destartalado vehículo).
En el mismo embarcadero están indicado el precio para los trayectos en ferrys entre las islas, nosotros contratamos el viaje en la primera agencia a la izquierda del muelle principal. El precio acordado para los dos fue de 95 soles, el alojamiento lo pagaríamos en mano a la familia que nos acogería por la tarde en la isla de Amantaní .(REVISAR PRECIO).
Antes de partir tuvimos tiempo de pasear por el pequeño paseo marítimo cercano al Faro. Allí compramos algo de fruta y legumbres para la familia con que pasaríamos la noche. Habíamos leído que como símbolo de cortesía se suele llevar algún tipo de víveres que no cultivan en la isla, así que hicimos unas pequeñas compras.

Lago Titicaca
Enfrente del embarcadero de Puno observamos el lago navegable más alto del mundo, que se halla a una altitud de 3812 metros sobre el nivel del mar, y está situado en el antiplano andino entre los países de Bolivia y Perú.
El lago modera el clima de la región cercana, ya que absorbe y retiene la energía solar del día, irradiándola por la noche. Por tal motivo se deberá tener especial precaución y usar abundante crema solar durante la estancia.
La leyenda más famosa del lago narra cómo el dios Sol, contrariado por el estado de oscuridad y barbarie en que vivían los pueblos andinos, envío a sus hijos nacidos de las aguas azules del lago en la Isla del Sol , Maco Capac y Mama Ocllo, con el objeto de civilizar y fundar la capital de un gran imperio Inca.

Según la citada leyenda, esté fue el origen de la civilización Inca, siendo Manco Capac quien enseñó y adiestró a los hombres en el cultivo de la tierras y Mama Ocllo la que educó a las mujeres en la confección de vestidos y tejidos. Sin duda, los amaneceres y atardeceres en el Lago representan una experiencia mágica que fortalecen estas leyendas ancestrales.

Isla de Uros
Las islas artificiales y flotantes de Uros son posiblemente la imagen más reconocible del lago Titicaca. Estas pequeñas islas creadas a partir de la planta Totora, son todo un trabajo de artesanía local. El trayecto en ferry desde Puno es de aproximadamente 30 minutos. En las islas habita la comunidad de Uros, un pueblo ancestral ligado a la pesca y a los múltiples usos dados a la planta totora, que crece en fondo del lago. Las vistas desde la parte superior del ferry, son impresionantes, sobre todo al aproximarse a estas pequeñas islas que forman otro lago interior, haciéndolo a través de un canal flanqueado de plantas.
Actualmente muchas comunidades de estas islas se dedican casi exclusivamente al turismo, perdiendo parte de su encanto original. Todas las excursiones turísticas hacen varias paradas en estas comunidades, donde los lugareños cuentan cómo es la vida local en una especie de show-demostrativo rodeados de toda su comunidad. La explicación finaliza cuando en parejas acompañas a algún habitante de estas comunidades a sus primitivas viviendas, en donde te ofrecen la posibilidad de poder disfrazarte usando sus ropas tradicionales, para seguidamente dirigirte a sus puestos de artesanía local, intentando venderte los mismos souvenirs que hayas podido ver en los mercadillos artesanales de cualquier localidad de Perú.
La visita a esta comunidad finaliza cuando nos ofrecen un viaje en sus barcas «Mercedez-benz» pagando una pequeña cantidad de dinero (entre 5 y 10 soles por persona). Nadie en nuestro grupo parece animado a navegar en dichas barcas, siendo nuestra impresión que todo este espectáculo está montado y diseñado para intentar sacar dinero a los turistas.

Una pena ya que las islas tienen mucho encanto, y visualmente son un paisaje precioso en mitad del agua resplandeciente del Lago, pero la experiencia parece estar planificada de modo bastante artificial. Todo lo contrario a las vivencias que nos encontraremos en la isla de Taquile, cuando compartimos alojamiento con los lugareños locales.

Antes de partir a nuestro siguiente destino hacemos una nueva parada en otra comunidad, en donde se encuentra un pequeño restaurante flotante y varias decoraciones realizadas con totora (¿acaso os esperabais algo distinto?). Lo más interesante que ofrecen, por si os gusta coleccionar sellos en el pasaporte, es que disponen de un sello propio de la Isla por un precio de 1 Sol. Deberéis indicarles bien dónde queréis que os sellen, para que no os pase como a Zsófia que la marcaron en la página de Notas de su pasaporte.

Totora
La construcción de estas islas flotantes está ligada a la planta totora. La base para construcción de las islas son sus apretados racimos de raíces, sobre los que se apilan capas entrelazadas de hojas. La capa superior necesita repararse frecuentemente, debido a su deterioro constante.

Además, estas robustas plantas acústicas son empleadas tradicionalmente para la construcción de barcas y balsas en el Lago Titicaca, pero también se usan para fabricar rústicos miradores y pequeñas viviendas.

Isla de Amantaní
Nuestro siguiente destino fue la Isla de Amantaní, en donde compartiríamos casa con una familia local. Después de varias horas navegando en el pequeño ferry a través del Lago, llegamos a los pequeños embarcaderos en la isla.
Durante el trayecto pudimos establecer amistad con otros viajeros y blogeros, en la cubierta del barco, intercambiando información de nuestros viajes se nos pasó rápido el trayecto (es común realizar rutas similares en Perú a la propuesta por nosotros pero en sentido contrario).
Ya en la Isla de Amantaní, nuestro capitán se dedicó a repartir los pocos turistas que íbamos en el barco por las diferentes familias que viven a lo largo de la isla. Según nos contó más tarde nuestra anfitriona, algunas familias tienen un sistema rotativo de alojamientos para los turistas que quieren hospedarse en la isla, de esta manera se controla el turismo y preserva mejor las costumbres locales. En cuando desembarcamos en el extremo oeste de la isla, la hija de la anfitriona nos estaba esperando con las ropas tradicionales y seguidamente nos indico el camino a su vivienda.
Eran las 13:30 PM y tras dejar nuestras pesadas mochilas en nuestra cómoda pero sencilla habitación familiar bajamos al piso inferior para comer con la familia que nos había acogido. Poder compartir idioma es sin duda una ventaja imprescindible para integrarse y conocer de primera mano la austera vida local. La comida, cocinada en fuego de leña por Teresa, madre de dos hijas y un hijo, consistió en una sopa a base de verduras y patatas, una sencilla preparación que contó con un sabor que, sin duda, fue el más auténtico y sabroso de nuestro viaje al utilizar únicamente productos de la huertas locales. La carne está reservada para festividades ya que tienen que realizar trueques con otras localidades o islas cercanas para poder obtenerla, pues son comunidades principalmente agrícolas y pesqueras.

Centro Ceremonial de Pachatata
Después de comer nos explican que podemos realizar una pequeña caminata hacia la parte superior de la isla donde se encuentra el Centro Ceremonial de Pachatata. Con las fuerzas repuestas comenzamos el ascenso desde la pequeña plaza del pueblo.

La subida, de aproximadamente 1 hora de duración, comienza en la parte oeste de la isla y no es especialmente dura. Mientras se asciende, las vistas del lago Titicaca son impresionantes.

Contemplar un atardecer en el lago desde lo alto de la isla es una de las experiencias que más recordaremos en nuestro viaje. Si os quedáis a ver el atardecer, no os olvidéis de llevar unas pequeñas linternas para realizar la bajada con algo de luz, pues según nos contaron se han dado casos de turistas que se han perdido en su regreso.
En la parte superior de la cima se encuentra el centro Ceremonial Pachatata que representa la antigua cultura preinca a 4,115 metros sobre el nivel del mar.

Los habitantes de la isla de Amamantí tienen dos divinidades: Pachatata y Pachamama, ligadas con la reproducción y la fertilidad.

Después de observar y siguiendo el consejo de varios turistas recogimos cada uno de nosotros una pequeña piedra, y caminamos alrededor de la estructura tres veces en sentido antihorario, mientras pensábamos en los logros y deseos que queríamos cumplir durante este año. Este deseo debería transmitirse a la piedra, la cual había que esconderla en algún hueco en la paredes de la estructura preinca. (esperemos que se lleguen a cumplir nuestros deseos¡).
Vida Local
Regresemos a la vivienda a las 19:00, momentos antes de la cena. En el salón comedor, al lado del fuego de leña, todo está dispuesto para saborear otra comida a base de verduras y tubérculos de la isla; a continuación disfrutamos una velada estupenda con toda la familia compartiendo diferentes experiencias.
Alojamiento en la isla de Amantaní
La mejor forma de garantizar un turismo sostenible en la isla es reservando el alojamiento directamente con una familia local. De esta manera se realiza el pago en mano, sin intermediarios ni excursiones turísticas masivas, que además de incrementar los precios, degradan y explotan a las comunidades nativas del Lago Titicaca, como hemos visto que sucede en las Islas Uros.

2 respuestas a “Día 7 Lago Titicaca I: Islas Uros y Amantaní”